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Grandes Fotógrafos s.XIX - XX "Chema Madoz"

  • Foto del escritor: eisaphotography
    eisaphotography
  • 17 dic 2019
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 30 dic 2019

José María Rodríguez Madoz, o Chema Madoz, nació en Madrid en 1958. En sus primeros años de juventud estudió Historia del Arte en la Universidad Complutense de Madrid, pero un día, con la excusa de un viaje próximo que tenía planeado, se compró una Olympus y empezó a estudiar fotografía paralelamente en el Centro de Enseñanza La Imagen.


Chema comenzó su carrera como artista fotográfico y en muy poco tiempo desarrolló un estilo que le dio a cada una de sus obras un sello único y personal.


Dentro de su proceso creativo, Madoz empieza por una idea imaginada y bocetada en uno de sus cuadernos. Esos dibujos le dan una aproximación de cómo será la apariencia final y le permiten comprobar si funcionarían. En su estudio de Galapagar tiene un mundo lleno de objetos que fue guardando a lo largo de los años, donde selecciona los necesarios para construir esa idea.


Trabaja de dos maneras: parte de un objeto seleccionado especialmente, o bien él mismo se dispone a construirlo a partir de otros en un proceso lento pero continuo. Una vez construido el nuevo objeto pasa a fotografiarlo, frecuentemente con luz natural, logrando imágenes con gran contraste y nitidez, además de armónicas, compositivamente perfectas.

Chema logra imágenes tan increíbles que podríamos pensar que utiliza algún tipo de montaje digital. Sin embargo, todo lo que él fotografía es hecho por sus propias manos.


Una vez fotografiados los objetos éstos vuelven a almacenarse donde estaban antes, incluso son reciclados para nuevas imágenes. Muchas veces se lo ha invitado a exponer esas obras escultóricas junto con las imágenes, pero él prefiere no hacerlo. En una entrevista que le hicieron manifestó que su intención al mostrar las fotografías y no el objeto es proponer distancia, “devuelve al objeto a un territorio tan intangible cómo el lugar del que procede, la imaginación”.

Acerca de su trabajo en formato analógico él ha contado que lo sigue eligiendo porque es lo que le da a sus obras ese carácter de verdad que necesita, donde la manipulación puede ser auténtica y establecer otro vínculo con la realidad.


En esos objetos que todos vemos diariamente él nos muestra algo especial, le da a cada uno una mirada poética. Encuentra lo extraordinario en lo cotidiano. No es lo mismo una foto cualquiera de un reloj, o de una jaula de pájaros, que lo mismo hecho por Madoz, él les otorga una nueva expresión.

Sus creaciones son imágenes simples. Con la sencillez y perfección de la técnica transmite mensajes impactantes, que invitan al espectador a echar una segunda mirada, y una tercera… No en vano decide utilizar película blanco y negro, ya que el color no haría más que distraer la atención y quitarle foco al significado de la obra. Sus blancos, negros y grises le dan mayor intensidad a la imagen.


Ese orden impuesto por el minimalismo hace más fácil la transmisión del mensaje, ya sea una ironía o una metáfora. Y cuando algo está tan despojado de cosas, cuando es tan asequible de observar lo inevitable es captarlo con mayor fuerza.


El mensaje es claro, podemos interpretarlo de varias formas pero nunca nos quedaremos con lo que vemos. En las fotos de Madoz lo que vemos nunca es lo que parece.

En sus obras encontramos interpretaciones sobre el paso del tiempo y su fugacidad, sobre los recuerdos, los territorios y sus límites.


Pero, al contrario de lo que podría esperarse de un artista tan profundo, sus obras no son difíciles de entender, incluso dan varias interpretaciones válidas. Su poesía visual nos invita a reflexionar y nos conmueve a todos, aunque sea en distintos niveles.


Con su inconfundible estilo logró algo que sólo unos pocos artistas consiguen: al estar frente a una fotografía de Chema Madoz sabemos que se trata de una obra suya.


El CV de Chema Madoz está cargado de premios y reconocimientos que obtuvo a lo largo de su carrera, entre los que se destaca el Premio Nacional de Fotografía por el Ministerio de Cultura de España (2000).


«Los objetos me rodean en mi estudio, los voy almacenando. Muchas veces conservados tal y como han sido fotografiados y otras como material de trabajo reciclable. Es impresionante la carga que tienen los objetos, cómo son algo a lo que nosotros dotamos de esa capacidad evocadora. Los relacionamos con momentos de nuestra vida, con personas, con ideas. Para mí ese fue el descubrimiento a la hora de empezar a trabajar con ellos. Recuerdo que una vez encontré una insignia que había llevado en el colegio, me impresionó cómo me trasladó hasta los compañeros, hasta el pupitre…» - Chema Madoz.








Chema Madoz

 
 
 

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