Grandes Fotógrafos s.XIX - XX "Edward Weston"
- eisaphotography
- 22 ago 2019
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Edward Weston, fototógrafo estadounidense nacido en 1886, inició su camino en la fotografía a los 16 años, destacándose por sus fotos en blanco y negro y formando parte en sus inicios de la corriente artística pictorialista.
Una de sus características principales era el uso de una cámara fotográfica de placas, de un formato de 18 x 24 cm, la cuál utilizaba para realizar fotos en primer plano sobre temas naturales, con el fin de lograr fotografías abstractas con cosas simples, dando un resultado poco común, pero igual de ingenioso.
Edward con tan solo coles, caracolas, paisajes y desnudos poco convencionales, logro posicionarse como uno de los fotógrafos más influyentes del siglo XX. Colaboró en la modernización de la fotografía victoriana, y lo hizo a través de imágenes de paisajes, desnudos que se asemejaban a esculturas, y objetos del día a día que culminaban siendo obras de arte.
Weston siempre vivió convencido de que quería “convertir los lugares comunes en inusuales”, lo logró y aún hoy muchos fotógrafos de diversas áreas continúan con la idea y la practican.
Se trasladó a California en 1906, donde vivió muchos años, y abrió un estudio en Glendale, durante el transcurso del 1914 cofundó “Los Angeles Camara Pictorialist”, no obstante durante los años veinte se fue alejando de lo pictorialista y adoptó un estilo más abstracto.
Durante esta etapa recibe una influencia directa del pintor Diego Rivera. Edward había emigrado junto a Tina Modotti, su amante, a México. Allí puso otro estudio y se empapo de otros movimientos artísticos que cobraban vida y existían en ese momento.
Casado anteriormente con Flora May Chandler, madre de uno de sus hijos, conoce a Margreth, quien fue su asistente y colaboradora por alrededor de 10 años, hasta que Modotti llegó a su vida y lo cambió todo.
Por ella Edward dejó todo lo que conocía como seguro, su familia, su amante, y su forma tradicional de vivir la vida. Emigró haciendo el viaje que le cambiaría para siempre. Pasó a formar parte de la cultura americana del siglo XX y a pertenecer a la vanguardia artística norteamericana que hacía caso omiso a la cultura europea. Se hizo amigo de artistas pertenecientes a la ideología estridentista que en ese momento tomaba auge, como Frida Kahlo, Nahui Ollin, Manuel Álvarez, entre otros.
A raíz de esto pasó a colaborar también con el estridentismo, a través de publicaciones en revistas locales como el Horizonte e Irradiador.
En 1927 regresó a California, instaló un nuevo estudio en Carmel, con la ayuda de su hijo Brett, y trabajó fotografiando el paisaje en el desierto de Mojave, abriéndose nuevas puertas para obras más creativas y representativas. Cambió su técnica a una con más profundidad de campo y mucho enfoque que se observaba claramente en sus fotos de retratos y sobre todo en los primerísimos primeros planos que realizaba, obteniendo una perspectiva nada común, obras que hoy en día le han creado un nombre y trayectoria.
En 1932 Weston funda el Grupo f/64, que se caracterizaba por la creación de mundos de fantasía, un retoque muy cargado, pero así mismo fotos con un enfoque muy marcado, una composición cuidada hasta el último detalle, mucha profundidad de campo y el control completo de toda la zona retratada. Muchos conocen al grupo como aquellos que buscaban la perfección en la técnica fotográfica, todo ello con la meta de transmitir la realidad, la verdad a su alrededor.
El nombre proviene de que es el f/64 el diafragma más cerrado que traían los objetivos de las cámaras de gran formato y era utilizado por todos los que pertenecían al movimiento.
Edward consiguió una beca de la Fundación Solomon R. Guggenheim, primera en entregarse a un artista de la lente. Durante esa época hizo varios trabajos por solicitud, como la ilustración de Hojas de hierba de Walt Whitman, y también realizó colaboraciones con Nancy Newhall y Willard Van Dyke.
Ya afectado con Parkinson, hizo sus últimas fotografías en 1948 en la reserva de Point Lobos, y 10 años más tarde fallecía en su casa en California un 1 de enero, dejando un largo camino de formas, contornos y volúmenes, de desnudos con una intensidad atrayente, tanto por las posiciones como por lo nítido y lo preciso de cada línea, así como por el brillo de las pieles desnudas que hablaban por sí misma.

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